Estreno

4 Mayo 2012
Teatro Valle Inclán, Madrid

Duración

2 horas

Sobre la obra

En su pieza corta A la salida del teatro, Gógol esconde en un rincón del vestíbulo del teatro al autor de la representación que acaba de ofrecerse –El inspector–, para escuchar los comentarios del público que ha asistido. Un espectador que se ha visto reflejado dice muy ofendido: «Con la risa no pueden gastarse bromas. Esto equivale a destruir todo respeto. Ni más ni menos. Después de esto, se me acercará cualquiera en la calle y me dirá: se ríen de vosotros. Tú tienes la misma categoría, así que ¡toma una bofetada!». Otro dice: «El autor no ha sacado a un hombre honrado siquiera. No se ven más que pillos y pillos». Tras escuchar todo tipo de opiniones y congratulado por la diversidad de éstas: «Feliz el autor que nació en una nación donde la sociedad no se ha fundido aún en una masa inmóvil», reflexiona, sin embargo, sobre la tristeza que se adueña de su corazón: «Nadie ha advertido a un personaje honrado que figura en mi comedia. Es la risa. La risa era noble porque se decidió a mostrarse a pesar del bajo concepto que de ella se tiene en el mundo. La risa tiene más valor y es más profunda de lo que se piensa. No la risa ligera que sirve de distracción y diversión a los hombres que no tienen nada que hacer. Me refiero a la risa que brota de la diáfana naturaleza humana, que profundiza en el tema de que se trate y hace resaltar lo que de otro modo pasaría inadvertido, sin la penetrante fuerza de la cual no asustarían tanto al hombre la pequeñez y el vacío de la vida. Lo despreciable e insignificante, ante lo cual pasa con indiferencia a diario, no se convertiría para él en una fuerza terrible, casi caricaturesca, y no exclamaría estremecido: «¿Es posible que existan tales seres?», siendo así que su propia conciencia le dice que los hay incluso peores todavía. No, la risa no es indigna. Indigna lo tenebroso, mientras que la risa es luz. Las burlas son lo que más temen incluso los que nada temen en el mundo».

El inspector, estrenada en 1836, parece heredera de El retablo de las maravillas y antesala de Bienvenido Mr. Marshall. Una comedia delirante que, como dijo otro maestro, intentaremos abordar con rigurosa y absoluta seriedad.

Ficha artística y técnica

Adaptación y Dirección Miguel del Arco
Intérpretes Fernando Arbizu, Jorge Calvo, Manolo Caro, Gonzalo de Castro, Pilar Castro, Javier Lara, Juan Antonio Lumbreras, Raúl Márquez, José Luís Martínez, Chiaki Mawatari, Patxi Pascual, Ángel Ruiz, Macarena Sanz, Manuel Solo y José Luis Torrijo
Escenografía y Espacio Visual Eduardo Moreno
Vestuario Beatriz San Juan
Iluminación Juanjo Llorens

Música Arnau Vilá
Diseño Sonido Sandra Vicente (Studio 340)
Coreografía Carlota Ferrer
Diseño Cartel Isidro Ferrer
Fotografias David Ruano
Videoclip Paz Producciones

Una producción del Centro Dramático Nacional